¿Por qué cuando salimos de viaje (y no necesariamente en avión) se nos reseca la piel o nos salen granitos? Si habéis aprovechado estas vacaciones para pasar unos días fuera, seguramente os ha pasado algo parecido, verdad?
Dureza del agua y el desequilibrio en la piel:
Estas
alteraciones de la piel
se deben a varios factores, pero el más predominante es el agua con la que nos lavamos y su dureza. Si vives en una ciudad con agua blanda (¡no sabes qué afortunada eres!) y pasas unos días en una ciudad con
agua dura
, tu piel sufre un desequilibrio. Los niveles más altos de sales en el agua causan sequedad en la piel (no dejan que la piel absorba la humedad ambiental), alteran su equilibrio, lo que puede desembocar en una piel tirante y seca, con irritación, o incluso provocar un efecto rebote, con exceso de sebo y granitos.
Las sales disueltas en las aguas duras hacen que los geles y champús no hagan tanta espuma, con lo cual tendemos a usar más cantidad. El agua dura también hace que sea más difícil enjuagarlos, dejando residuos en la piel y cuero cabelludo, que causando más irritación y picor.
Si hacemos un ranking, los que peor lo tienen son los habitantes de Palma de Mallorca y Barcelona; y los más afortunados (¡y envidiados!) son aquellos que viven en Madrid, Segovia, Ávila o Galicia.
Humedad en el ambiente:
Otro factor importante es la humedad ambiental. Si viajamos a una ciudad con un ambiente más seco, también seremos susceptibles de sufrir piel seca, tirante y con irritación o picores. Y si viajamos a una ciudad con más humedad, los poros de nuestra piel se pueden obstruir causando granitos y exceso de sebo.
Cuidados de la piel con aguas duras:
Las pieles de por si desequilibradas, como las propensas a eczemas, con psoriasis o con tendencia acné, sufren estas alteraciones de una manera más exagerada.
Para minimizar las alteraciones provocadas por las aguas duras lo ideal es instalar un filtro de agua; si esto no es posible o si sólo es cuestión de unos días intenta minimizar las duchas. Si la reacción causada es muy fuerte, usa agua embotallada al menos para la limpieza de la cara.
Usa productos de limpieza más suaves, evita los jabones o los limpiadores basados en detergentes. Resecan más la piel y la dejan todavía más vulnerable. Usa limpiadores naturales basados en aceites, son más suaves y ayudan a la piel a mantener su capa de protección natural.
Al acabar con la limpieza, hidrátate bien la piel de la cara y cuerpo con aceites o cremas hidratantes. Notarás un efecto de alivio inmediato y ayudarás a la piel a recuperar su equilibrio natural.
En general evita productos que puedan alterar, sensibilizar o resecar más tu piel. Evita productos con alto contenido el alcohol, derivados del petróleo, fragancias artificiales, PEG… La cosmética orgánica es siempre una buena opción.