Llega el calor, nos vamos a la playa y sobrevivimos de chiringuito en chiringuito. Apetece una clarita y una tapa, como extra un helado, y con eso vamos tirando hasta la hora de la cena. El verano y las vacaciones están para relajarse, y también nos relajamos a la hora de comer. Nos ponemos morenitos y parece que la piel está feliz y resplandece, pero
ese morenito es en realidad un mecanismo de protección de la piel
, un esfuerzo que tiene que hacer y nosotros podemos hacerle ese trabajo un poco mas fácil.
El verano es una estación de mucho estrés para la piel: está mucho más expuesta al aire, al agua, al sol y al calor que en el resto del año. Antes de tomar el sol nos ponemos la
crema de protección solar
(porque nos las ponemos… ¿verdad?) y después de la ducha una buena capa de aftersun, y si tiene Aloe Vera entre sus ingredientes mucho mejor! Pero no nos olvidemos de que la
piel también se alimenta desde dentro
y lo hace a partir de lo que nosotros comemos.
Deshidratación:
Un día de playa o piscina, o incluso un día de excursión por la montaña puede convertirse en fotoenvejecimiento, deshidratación, sequedad, quemaduras, inflamación…
La
deshidratación
es fácil de combatir: beber 2 litros de agua al día, como mínimo! En verano ten siempre una botella de agua a mano. Y si la que te llevaste a la playa ya no está fresquita y no tienes ningún chiringuito cerca, bebe un par de sorbos igualmente; el agua caliente, aunque no esté muy buena, también hidrata! Y la nevera siempre llena de frutas como la sandía o el melón ¿no es lo que más os apetece al volver de la playa?
Otras frutas y verduras como la patata, papaya, mango o aguacate también ayudan a rehidratarse: estimulan la producción de
ácido hilaurónico
que ayuda retener la hidratación en la piel.
Fotoenvejecimiento:
Seguro que habéis visto a mucha gente relativamente joven con manchas en la piel, arrugas y flacidez. Eso es el fotoenvejecimiento prematuro. Una vez que entras en él es difícil volver atrás, pero ¡tranquilas! Aún estamos a tiempo de prevenir. El
fotoenvejecimiento
lo provocan los rayos ultravioletas del sol, que generan radicales libres en nuestra piel y éstos van oxidando las proteínas, lípidos e incluso el ADN de nuestras células. ¿Cómo frenar a esos radicales libres desde dentro? Llenándonos de antioxidantes; por suerte para nosotros hay una serie de alimentos que tienen un gran
poder antioxidante
y nos ayudan a “desoxidarnos” desde dentro:
- Vitamina E –Los aceites vegetales (aceite de girasol, oliva, soja), los frutos secos (las nueces, almendras, pistachos) y muchos vegetales de hoja verde (brócoli, espinacas) están llenos de Vitamina E.
- Vitamina C – Frutas y verduras como las grosellas, pimiento rojo, perejil, kiwi, brócoli, coles de Bruselas, papaya, fresa, naranja…
- Té verde y te blanco – los dos muy ricos en polifenoles (flavonoides y catequinas conocidos por su acción antioxidante). El contenido en polifenoles disminuye con la edad de la planta, por eso el té blanco o verde es mucho más antioxidante que el rojo o negro.
- B-caroteno – Este compuesto ayuda a prevenir las quemaduras solares en personas con sensibilidad especial al sol y también presenta acción antioxidante. Lo encontrarás en las zanahorias, espinacas, tomates, espárragos, calabaza, acelgas o brócoli.
Eritema o quemadura solar:
Si tomando el sol te has despistado, no has tomado todas las precauciones necesarias y al final te has encontrado con alguna quemadura (si, lo confieso, a mí también me ha pasado), los ácidos grasos omega 3 te pueden ayudar a bajar la inflamación: el pescado azul, nueces y aceites vegetales como el de cártamo o borraja te ayudarán en la recuperación.
Ya veis, son muchos los alimentos que os pueden salvar la piel este verano. ¿Se os ocurre alguna receta?