¡Cómo han bajado las temperaturas! Pero por mucho que nos abriguemos siempre quedan zonas más expuestas al frío, como las manos y la cara. Y esas son las zonas que peor lo pasan con el frío y con los cambios bruscos de temperatura. Te contamos como puedes minimizar los daños.
Ahora en invierno la piel está expuesta al frío, al viento y a los cambios bruscos de temperatura y humedad debidos sobre todo a los ambientes con calefacción. Todo esto hace que la piel se deshidrate, ese es el origen de todos los problemas. Con la piel deshidratada su función barrera de protección natural se altera y deja la piel más vulnerable.
Las pieles que ya son de por sí mas vulnerables, como la
piel sensible
, la piel seca o fina, o la piel con
rosácea
, son especialmente susceptibles a estos cambios de temperatura y humedad y lo pasan peor.
¿Qué podemos hacer para proteger nuestra piel los meses más fríos?
1_ Donde esté en nuestra mano (sabemos que en una oficina es un tema complicado…), debemos intentar controlar la temperatura de la calefacción y no excedernos, con unos 20 o 21ºC debería de ser suficiente.
2_ Por mucho que nos apetezca en cuanto nos levantamos, es importante no ducharnos en agua muy caliente. Aunque tengamos cuidado de que el agua muy caliente no caiga por la cara, el ambiente y la temperatura que se genera en la ducha afecta igualmente a nuestra piel.
3_ Mantener la hidratación desde dentro. Es invierno, hace frío y ya no apetece beber tanta agua; pero debemos ser conscientes de que la correcta hidratación empieza desde dentro. La piel necesita estar muy bien hidratada para poder hacer frente a esos cambios bruscos de humedad. Las infusiones pueden ser la solución.
4_ Mantener la hidratación desde fuera. Pero no a base de productos oclusivos (parafinas, vaselinas…), que lo que hacen es vulnerar más todavía el equilibrio de la piel. Los productos ricos en aceites vegetales (rosa mosqueta, jojoba, sésamo, onagra…) y otros extractos hidratantes (aloe vera, caléndula…) mantienen la hidratación de una forma sana, ayudan a nuestra piel a restablecer su equilibrio y su capa de protección natural.
¿Qué productos recomendamos?
Sobre todo productos que no estén basados en derivados de petróleo, como parafinas o vaselinas. Este tipo de ingredientes crean una capa encima de la piel que da una falsa sensación de hidratación. Cuando se va esta capa de producto la piel queda desequilibrada y todavía más deshidratada que antes de aplicarla. Crean un efecto de «adicción» y parece que no podemos dejar de aplicárnoslos.
Para realmente hidratar la piel en zonas tan sensibles y expuestas como las manos y los labios es necesario emplear productos que penetren en la piel y la traten, como las mantecas y aceites vegetales.
En la cara, la mejor forma de conseguir ese extra de hidratación es mediante aceites secos.
Para la cara:
Para los labios:
Para las manos: