Tipos de pieles grasas:
Dos de los factores que caracterizan la piel son su contenido en agua y su contenido el lípidos. Una piel grasa tiene un alto contenido en lípidos, pero no de agua.
Tener la
piel grasa
no implica necesariamente tenerla hidratada. Hay 3 tipos de pieles grasas que se diferencia mucho entre sí:
1. Seborreica:
Contenido en lípidos alto y contenido de agua normal.
Es la piel grasa más habitual, se caracteriza por su aspecto brillante, poros abiertos (con espinillas o puntos negros), resiste bien el jabón y se suele broncear de manera rápida y homogeneamente.
2. Deshidratada:
Contenido en lípidos alto y contenido bajo de agua.
Este tipo de piel también es brillante, pero opaca, es escamosa, áspera, con poros abiertos, no tolera bien los productos jabonosos y es muy sensible a los cambios climáticos. Se suele confundir muy a menudo con piel sensible o incluso con piel seca. La clave para determinarla es el tamaño de los poros: si eres capaz de verlos, es piel grasa.
3. Asfíctica:
Ésta es una piel “asfixiada”, que genera un exceso de sebo que no es capaz de expulsar formando comedones o los típicos bultitos de grasa llamados milliums. Es una piel sin brillo, con zonas ásperas y zonas grasas y con tendencia a presentar problemas de pigmentación irregular.
Cuidados de la piel grasa:
La tendencia habitual para tratar las
pieles grasas
es usar limpiadores muy agresivos y prácticamente prescindir de hidratantes. Los limpiadores convencionales (basados en tensioactivos) atacan la grasa, pero toda la grasa, incluso la que forma parte de la capa de protección natural de la piel. Dejan la piel desprotegida, irritada y seca.
Para conseguir una buena
rutina de cuidado de la piel grasa
tan solo es necesario seguir 4 pasos:
- Usar un limpiador suave basado en aceites, que retire el exceso de sebo, suciedad y bacterias pero que respete la capa de barrera natural de la piel.
- Mantener la piel hidratada y equilibrada usando cremas hidratantes que aporten todo lo que la piel necesita. No por ser grasa ya está “alimentada”. Las hidratantes específicas para pieles grasas, con ingredientes como la Manuka, ayudan a la piel a mantener el equilibrio y controlar el exceso de sebo. Evitarás el indesado «efecto rebote».
- Evitar ingredientes comedogénicos (que pueden obstruir los poros): parafina, vaselina, siliconas, cera de abeja o lanolina. Que una crema sea viscosa o muy densa no significa que sea comedogénica.
- Aplicar una o dos veces por semana una mascarilla exfoliante/purificante. Es importante limpiar en profundidad y promover la regeneración celular.
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