Existen varios tipos de piel, cada uno de ellos presenta unas características diferentes. Algunas de estas características, las que definen cada piel, son las siguientes:
- Hidratación superficial o contenido de algua
- Secreción sebácea o contenido de lípidos
- pH
- Microcirculación
- Transpiración
- Queratinización (grosor)
Contenido de agua y lípidos:
El contenido de agua y lípidos es el que define si una piel es:
- Piel Seca: bajo contenido en lípidos y agua.
- Piel Normal: bajo contenido en lípidos y alto de agua.
- Piel Grasa: alto contenido en lípidos y agua.
- Piel Grasa Deshidratada: alto contenido de lípidos y bajo de agua.
La
piel grasa deshidratada
es muy común y a menudo se suele confundir con una piel sensible. Cuando lo que realmente le ocurre a esta piel es que sufre un desequilibrio por falta de hidratación y se trata con productos agresivos típicos de la cosmética convencional para pieles grasas.
En los extremos tendríamos:
- Piel Alipídica: con un contenido en lípidos practicamente inexistente.
- Piel Seborreica: con un contenido en lípidos excesivamente alto.
Cada tipo de piel debe de tener una rutina de cuidados concreta y se deben de usar los productos adecuados. Pero lo primero es determinar correctamente el tipo de piel y a veces no es tan sencillo.
Características de cada tipo de piel:
En el siguiente cuadro encontraréis un breve resumen de las características visibles de cada tipo de piel, así como su nivel de sensibilidad, su tolerancia a cosméticos, la capacidad para broncearse o su nivel de protección.