Solemos hablar mucho sobre el
equilibrio de la piel
y lo importante que es mantenerlo para conseguir una
piel sana
. Pero, ¿de qué se trata este equilibrio?
Cuando hablamos de equilibrio en la piel nos referimos básicamente a dos cosas:
- pH
- producción de sebo
En estas dos variables influyen numerosos factores: productos cosméticos, alimentación, estrés, hábitos… Todo esto puede desequilibrar la piel generando diversas alteraciones como:
sequedad, demasiado sebo, irritaciones, granitos
, etc. Una piel equilibrada es una piel calmada, cómoda consigo misma.
Qué hacer para recuperar el equilibrio de la piel:
La tendencia general cuando sufrimos las alteraciones de una piel desequilibrada es usar y probar demasiados productos, vamos poniéndonos de todo con la esperanza de encontrar aquel que milagrosamente nos devuelva una piel sana. En realidad, éste es uno de esos casos en los que “menos es más”; tenemos que conseguir que nuestra piel se calme y no a base de exponerla a nuevos y diferentes productos cargados con nuevos y diferentes principios activos.
Lo mejor es reducir la rutina de cuidado a lo básico: limpiador e hidratante (a lo que si queremos, se le puede añadir un tónico natural suave). Mañana y noche.
Es mejor seguir usando el limpiador e hidratante que usamos habitualmente, que es a lo que tu piel está más acostumbrada y a lo que no se tiene que adaptar. Tener paciencia y mantener esta rutina hasta que la piel vuelva a la normalidad.
Por supuesto, evitar limpiadores a base de detergentes y productos con alcohol, que alteran todavía más la capa de protección natural dejando la piel más vulnerable.
Cuidado con los productos “pH neutro” (pH=7). El pH de nuestra piel es ligeramente ácido, un poco por encima de 5. Con lo que el uso de productos con pH 7 hace que el pH de nuestra piel se desequilibre.
La alimentación también puede ayudarnos a recuperar el equilibrio perdido. Beber mucha agua y evitar o al menos reducir por un tiempo el consumo de azúcar refinado. Ya no sólo por sus efectos envejecedores; el azúcar refinado provoca un exceso de producción de sebo y una inflamación de la piel que muy a menudo significa la aparición de granos.